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Marcapasos mecanicista de un estilo de vida moderno Marcapasos orgánicos para una nueva época cultural Un Plan de Amor de Dios el envío de laicos |
Un Plan de Amor de Dios el envío de laicos Siglos atrás la sociedad era principalmente de orientación teocéntrica. La pintura, escultura, música, literatura, obras y estilos arquitectónicos, insignias de reinos y otros poseían mayoritariamente una expresión cristiana. Por otro lado eran muy pocos los participantes en la gestación de la sociedad. También en materia de credo unos pocos escogidos tenían el decir. Para la mayoría regía: de quién reciba el pan, su credo viviré !. Si el soberano era católico, así también lo era por lo general el pueblo. La definición del credo de la persona en particular no se planteaba como hoy, ni la Iglesia ocupaba el rango que ocupa en la actualidad. ¿ No será parte del plan de Dios intervenir en la historia, asignar al laico más libertad de decisión y con ello más responsabilidad e influencia ? En el último concilio este aspecto del "Pueblo de Dios" encuentra en la nueva comprensión (percepción) de Iglesia una expresión palpable. "En la esfera de acción del laico se precisa de apóstoles laicos. (...) el problema que enfrentamos en nuestra época requiere una solución vital. (...) no tuvo santos de la vida diaria laical. (...) el problema de la Iglesia frente a la crisis laical no es centralmente el de emitir doctrinas, sino que el de formar santos laicos que puedan colocarse a la altura de los más grandes santos de la historia de la Iglesia. (...) A nadie puede caber duda de que los problemas de la vida matrimonial actual sólo puede resolverlos vitalmente el laico casado: el sacerdote, los religiosos, un laico no casado, no pueden ser ejemplo encarnado, no pueden obviamente ser el santo padre de familia o la santa esposa que requiere la Iglesia en nuestro siglo. También en el ámbito de la vida pública se requiere de una solución vital (en forma de comunidades de laicos santos" (M.Hiriart, 1957). Mario reconoce dos grandes retos que se influencian recíprocamente: necesitamos padres y madres que uniendo fuerzas procuren una vívida y cristiana espiritualidad familiar. Esto es en una cultura no cristiana naturalmente mucho más difícil que si elementos culturales coeducaran a través de su influencia cristiana. Por otro lado también precisa de laicos en todas las profesiones, que estén dispuestos a dedicar por completo su vida a la meta que Cristo sea el nuevo centro creativo de la sociedad. Esta gigantesca tarea tiene un ejemplo vívido, un portavoz en el cielo, un santo: Mario Hiriart. |
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© Instituto Secular Hermanos de María de Schoenstatt, 2000 |